Decía Miguel Hernández en un poema inolvidable que hay que estar » Ante la vida sereno, y ante la muerte mayor. Si me matán bueno, y si vivo, mejor». Para mí este trozo de su obra resume la entereza que muestra la persona que poco o nada tiene en la vida. Y es que me gustan los personajes que fracasan más que un tonto le gusta un lápiz.
No he conocido en mi vida a un fracasado cobarde y si a muchos que van de exitosos y sobrados que le tienen miedo hasta a la mosca que nos ronda a veces y no nos deja en paz.
El fracaso es necesario en la literatura y el cine. Desde luego que no es deseable en la vida. Pero son muchos los fracasados que eligen su modo de vida como un camino y de él nace su éxito.
¿Qué sería de Bukowski, de Fante, de William S. Burroughs, de Kafka, y de otros muchos escritores si no aprovecharan la beta del fracaso como éxito? (cuando hablo de éxito no me refiero a dinero).
Pues eso, ya me gustaría a mí tener el talento de hacer de un fracaso un éxito, porque sería señal de inteligencia… además comprendería mejor esta vida que por desgracia no llego a entender en muchas de sus fases, de un triunfador solo se aprende a pisar a los demás para ser el mejor y tener más que nadie, de un «fracasado» (no toméis la palabra peyorativamente, sino como un adjetivo digno), se aprende filosofía pura y dura.
Eso si, «Ante la vida sereno y ante la muerte mayor».