Me gustaría hoy ser ocurrente, blasfemo, surrealista, dadaista, hasta hombre del tiempo en calzoncillos si me dejas, o sin ellos si te van las emociones fuertes, pero estoy como Serrat, las musas se me han ido de vacaciones y no se me ocurre nada.
Tengo ganas de reir, y no reir por no llorar, sino reir como un niño en el circo. Porque a mis 41 años tengo la capacidad y los cojones, además de la potestad de reirme de lo que me de la gana mientras que los paladines de la moral me la comen en tres tiempos.
No entendeis nada, no pretendo que lo hagais, pero es que lo que está pasando en vuestro país, yo soy de hijoutolandia, nación donde vivimos los que no pensamos como los demás, donde todos nos divertimos como hijos de puta, es de risa.
Con lo fácil que es la cosa, de llevarnos todos bien y que acabe en una orgía de razón y lo dificil que lo hacéis dando por culo sin mantequilla ( desde que murió Brando y el Ültimo Tango en París envejeció sin remedio ya no se lleva).
Por eso sigo en hijoputolandia descojonandome un rato y sin sustancias psicotrópicas ni darle al escocés , porque solo alquilo el nirvana los viernes por la noche que es cuando me vuelvo morrofino, los demás días intento perder la razón para evitar encontrarme con la realidad… por eso estoy tan sano, tan chota y he dejado de escribir con miedo para hacerlo desde la más bedita de las locuras.